miércoles, 24 de agosto de 2011

Seguro, ¡segurísimo!

Soy muy gracioso. Soy muy gracioso porque me hago mucha gracia. No dejo de reírme. No dejo de reírme porque me parto con las cosas que digo, hago, no hago, y me callo. Todas esas cosas las hago mal. Momento equivocado, lugar pésimo, modo erróneo... Y lo que se me ocurre es intentar que la gente vea mis fallos. Y que le gusten a la gente mis fallos. Porque a mí me gustan, ¡me encantan! Seguro, ¡segurísimo! No quiero enmendar mis errores. Quiero seguir siendo yo para dejar de cometerlos, o para mostrarle a la gente qué cosas no debe hacer, cómo no comportarse, qué no pensar... ¿Me entiendes? Me gusta esta imperfección total. No sé si es egolatría, egocentrismo, ignorancia, narcisismo, o no sé qué más puede ser, pero me hace gracia mi perfecta imperfección.

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