jueves, 10 de noviembre de 2011

S.O.(S.)

Eran las 5 de la mañana y esperaba un tren. Vía 10b. Nada de 9 y 3/4. No sabía a dónde lo llevaría, si a Selly Oak, donde debía ir, o a Higwarts. No lo sabía, pero tampoco le importaba. Tenía, en ese mismo instante, 48 minutos por delante. Le dolían los ojos por el sueño, los músculos agarrotados de no haber dormido absolutamente nada durante el viaje de 10 horas. Había parecido una eternidad. 46 minutos. Ya no tenía nada más en lo que pensar, hecho aue le ponía en tensión y le hacía gracia al mismo tiempo. Era una sensación muy suya, muy incoherente. Sin batería en el móvil, no podía escuchar música. Sin haber dormido en las últimas 19 horas, no podía tampoco leer. 44 minutos.
Durante el viaje, había escrito hasta morir, había leído hasta matar, había pensado hasta ambas a la vez. Sólo quería llegar a su destino. No iba a decir eso de "NO IMPORTA CÓMO", porque en el fondo sí le importaba. 42 minutos. Bebió un trago largo de té. De ese que se había preparado 14 horas antes con tan buen ojo e intención, porque sabía que no iba a ser capaz de dormir en el bus, porque sabía que iba a tener que esperar un rato. Y es que no podía dormirse ahora. 40 minutos. Otro trago bastante largo. Cada vez era más difícil aguantar. Además, le secaba la garganta. Excesivamente. "No sé si estaré incubando algo", se encontró pensando, y lo escribió. Mi vida deja de ser pensada para ser más escrita. Más escrita que pensada y contada. Me ayuda a pensar, darme cuenta de las cosas; pero relajarme ante todo. 38 minutos. Esta espera es inaguantable. Entre que estoy sentado en un barrote a escasos 30 cm del suelo y que me resbala el culo, que el té empieza a surtir efecto y necesito escribir, beber té y dormir, todo al mismo tiempo, creo que me va a estallar el cerebro en cualquier momento. 36 minutos.
Voy, en algún momento de mi vida, a narrar mi vida en verso. Al menos voy a intentarlo. Tiene que ser tan gracioso como pedante. Bueno, igual no tanto, ¿verdad? Más pedante que todas hojas escritas en las últimas 12 horas. Quiero dormir y romperlo todo. A la de ya. 34 minutos.
Me parece muy gracioso. Al principio lo hice sin querer, pero después ya me controlé, me medí, modifiqué mi velocidad de escritura y mi densidad de expresión para escribir todo lo que quisiera en ese breve espacio de tiempo como son 2 minutos. Ahorabquizá alargue de más los minutos y las horas, como parecen alargárseme a mí. 32 minutos. Cuando llegue a 30, este escrito dejará de tener continuación. Lo merece. Es una pena. Fue bonito mientras duró. Podría haber sido lo más hermoso, pedante, agobiante, fantástico, a la par que inquietante, que podrías haber leído en algún tiempo. Más inquietante que leer a Emily Dickinson, más pedante que leer a Jane Austen. Más todo junto que yo. 30 minutos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario