sábado, 3 de diciembre de 2011

Bombillas azules, rojas y amarillas

"Y cada vez más tú, y cada vez más yo, sin rastro de nosotros"
El frío estaba ahí de por sí, se palpaba en el ambiente. El viento, aún así, te lo metía en los ojos por si lo olvidabas. Te tiemblan los brazos de arriba hacia abajo, cerrándose sobre tu propio cuerpo, haciéndote agachar la cabeza y juntando las piernas para sentir menos frío, provocando que tropiecen tus rodillas.
Las orejas retomaron su color rojo, la nariz recibió a su compañero habitual, las manos se perdieron en unos bolsillos llenos de nada, de monedas, y de llaves. Y aún a pesar del frío que le recorría la espalda provocando estrmecimientos y arqueamientos, su sonrisa salía con cada amanecer, como si estuviera congelada en una metáfora eterna. Estaba en sus 70, y nadie recordaba haberle visto pasar un día sin reír.

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