sábado, 10 de noviembre de 2012

ideales Eternos

Es una idea que tendré que desarrollar en un futuro indefinido. Estoy leyendo, como uno puede saber sin mucha complicación, la saga de "The Sandman". Arrolladora desde un principio, me rompe los esquemas a cada paso, me vence y me levante, me permite ganar, y sabiendo cómo. Es menos victoria, al ser la saga la que te la 'cede' momentáneamente, pero sigue siendo victoria.
Estoy leyendo el cuarto volumen, el que en español se llama "Destrucción". La cuestión es, desde el principio, que hay siete hermanos, siete Eternos, de un modo inmortales pero que, al mismo tiempo, no lo son; simplemente son Eternos, como lo dice la palabra misma. Siete, ese número de la suerte, ese número mágico; siete personificaciones de las preocupaciones humanas: Destino, Muerte, Sueño, Deseo, Delirio, Desesperación, y Destrucción. El primero es inherente al universo; parece humano, pero es porque parecemos los únicos preocupados por él. Muerte, inherente al ser vivo. Sueño; en el sentido más estricto, no somos los únicos seres vivos en soñar mientras dormimos, pero sí parece que lo somos mientras estamos despiertos, conscientes. Los demás, excepto Destrucción, a mi modo de ver, son consecuencia de "El Sueño".
Más allá de frases innecesarias, Destrucción y Sueño me parecen los más humanos e independientes de los demás. Sí, es cierto que Sueño parece llevarse mejor con Muerte y Destino que con los demás (con sus consecuentes ideas), y que Destrucción parecía querer más a Delirio y a Desesperación (idem), y que parece que todos y nadie quieren a Deseo (con su correspondiente ironia), pero son los más humanos e independientes. Destrucción dejó su cargo, se fue de la familia, porque veía que no era necesario (y con razón), para que su trabajo se llevara a cabo. Porque seguía habiendo destrucción en el mundo, y él no tenía que hacer nada para que empezaran a moverse los hilos. Es lo que le pasa a la gente con los Sueños, ya parecen no necesitar un guía para soñar (se puede discrepar fácilmente).
Esto todo me produce varias sensaciones que en un principio parecen indomables. Con un poco de calma, parece que me hago cargo de la situación. Aún así, todavía se me escapa un poco de las manos. Lo primero, es la idea en sí, la personificación de nuestras preocupaciones, el egocentrismo ese nuestro de humanizarlos. Por otra, el sujeto de la saga. Es un tema que triunfa, que si decides hacerlo, y lo haces bien, triunfará. Lo difícil es hacerlo bien. Las ideas claras, las verdades que cuenta, que derrocha, parecen irrefutables. Yo quiero ser capaz de que se diga algo así de algo que escriba yo, aunque no sea con toda la razón del mundo, como cuando yo lo digo de 'The Sandman'. Sin embargo, está el miedo de ser demasiado humano y creerse suficientemente capaz para hacer algo así, porque también tengo miedo a fracasar.

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